El pasado viernes salimos temprano desde nuestras oficinas en Valencia, rumbo a Madrid, donde recogimos a Raquel, una de las monitoras del equipo, experimentada en mil batallas, y estudiante de ciencias ambientales. Allí pasamos por las oficinas de la Fundación FRF, en las que les contamos las últimas novedades del campamento y recogimos más material que nos habían preparado ell@s: Posters, guías, cuadernos didácticos...
Al salir de allí ya nos dirigimos cada vez por paisajes más verdes y escoltados por dos decenas de milanos, que nos fuimos encontrando por el camino, hacia la mítica Galicia.
Hicimos una parada que ya es tradición para el equipo, en el monasterio de Cacabelos, un lugar pintoresco, ideal para ir entrando en sintonía con todas las cosas que queremos vivir estos días.
Un poquito antes de que cayera la noche, finalmente, descubrimos el inconfundible paisaje de las tierras de Pontedeume. Más tarde desembarcábamos ya en Alvarella, para pasar allí 12 días.
Fuimos recibidos por el aire puro de la zona, el reclamo territorial de unas rapaces y el horizonte verde gallego.
Ayer, fuimos cerrando contactos, como con la gente de Corax, que nos traerá los lobos, con nuestro amigo Saul, el ornitólogo, quien nos hablará de aves y nos ayudará a identificarlas en un paseo naturalista, nuestro gaiteiro, que nos hará vivir una noche mágica junto al río Baxoi, y muchos más.
Fuimos a visitar el excelente museo etnográfico de A Capela, que nos encantó y que decidimos visitar con los chavales, porque pensamos que entronca muy bien con la filosofía de equilibrio entre el hombre y la tierra que queremos vivir en el campa. Queremos explicarles, como sin volver a esos tiempos que esos objetos nos recuerdan, por su dureza, si podemos rescatar el respeto y la mesura, en nuestra relación con nuestro entorno, que las formas de vida allí representadas, nos sugieren.
Tiempo hemos tenido ya de probar
la excelente cocina de Alvarella, el no menos excelente equipo de cocina comandado por Fina, seguro que va a hacer las delicias de tod@s.
Por la noche, vivimos nuestro momento más especial, cuando decidimos explorar la naturaleza nocturna en el fascinante Parque Natural de las Fragas do Eume. Pudimos ver un zorro, escuchar al cárabo, contemplar mill millones de estrellas en el firmamento, surcadas por la vía lactea... Pero sobre todo, la experiencia mágica que nos llevamos fue cuando decidimos subir a oscuras al monasterio de Caaveiro, ya que durante el paseo nos sentimos realmente frágiles y vulnerables, rodeados de la madre naturaleza en estado puro.
Nuestros sentidos, embotados por la excesiva permanencia en nuestras urbes de origen, comenzaron a despertar y agudizarse, escuchando una infinidad de crujidos y sonidos a nuestro paso, que nos hablaban y nos revebelaban, que estábamos atrevesando un bosque viviente... ¡Mágico!
Hoy nos estamos dedicando a acabar de cerrar contactos y a decorar la instalación llenándola de sabor, con imágenes de las más bellas especies ibéricas y sobre todo con las petreas y sabias frases de Félix.
A solo unas horas del comienzo de la aventura, nuestro corazón late de emoción e ilusión por esta próxima aventura.
Al salir de allí ya nos dirigimos cada vez por paisajes más verdes y escoltados por dos decenas de milanos, que nos fuimos encontrando por el camino, hacia la mítica Galicia.
Hicimos una parada que ya es tradición para el equipo, en el monasterio de Cacabelos, un lugar pintoresco, ideal para ir entrando en sintonía con todas las cosas que queremos vivir estos días.
Un poquito antes de que cayera la noche, finalmente, descubrimos el inconfundible paisaje de las tierras de Pontedeume. Más tarde desembarcábamos ya en Alvarella, para pasar allí 12 días.
Fuimos recibidos por el aire puro de la zona, el reclamo territorial de unas rapaces y el horizonte verde gallego.
Ayer, fuimos cerrando contactos, como con la gente de Corax, que nos traerá los lobos, con nuestro amigo Saul, el ornitólogo, quien nos hablará de aves y nos ayudará a identificarlas en un paseo naturalista, nuestro gaiteiro, que nos hará vivir una noche mágica junto al río Baxoi, y muchos más.
Fuimos a visitar el excelente museo etnográfico de A Capela, que nos encantó y que decidimos visitar con los chavales, porque pensamos que entronca muy bien con la filosofía de equilibrio entre el hombre y la tierra que queremos vivir en el campa. Queremos explicarles, como sin volver a esos tiempos que esos objetos nos recuerdan, por su dureza, si podemos rescatar el respeto y la mesura, en nuestra relación con nuestro entorno, que las formas de vida allí representadas, nos sugieren.
Tiempo hemos tenido ya de probar
la excelente cocina de Alvarella, el no menos excelente equipo de cocina comandado por Fina, seguro que va a hacer las delicias de tod@s.
Por la noche, vivimos nuestro momento más especial, cuando decidimos explorar la naturaleza nocturna en el fascinante Parque Natural de las Fragas do Eume. Pudimos ver un zorro, escuchar al cárabo, contemplar mill millones de estrellas en el firmamento, surcadas por la vía lactea... Pero sobre todo, la experiencia mágica que nos llevamos fue cuando decidimos subir a oscuras al monasterio de Caaveiro, ya que durante el paseo nos sentimos realmente frágiles y vulnerables, rodeados de la madre naturaleza en estado puro.
Nuestros sentidos, embotados por la excesiva permanencia en nuestras urbes de origen, comenzaron a despertar y agudizarse, escuchando una infinidad de crujidos y sonidos a nuestro paso, que nos hablaban y nos revebelaban, que estábamos atrevesando un bosque viviente... ¡Mágico!
Hoy nos estamos dedicando a acabar de cerrar contactos y a decorar la instalación llenándola de sabor, con imágenes de las más bellas especies ibéricas y sobre todo con las petreas y sabias frases de Félix.
A solo unas horas del comienzo de la aventura, nuestro corazón late de emoción e ilusión por esta próxima aventura.