La pasada semana hicimos la primera incursión de preparación a Bejís, el sitio escogido para celebrar el 'Campamento Félix Rodríguez de la Fuente'. Lo hicimos con el ánimo puesto en configurar el programa del campamento, ultimar detalles con Pilar, Jose padre, Yolanda y Jose hijo, la entrañable familia responsable de la instalación que nos acoge, descubrir rutas y sitios de explicación, hacer contactos con la gente de la zona que venga a contarnos los secretos de la relación entre el hombre y la Tierra en aquella zona...
Y así dedicamos un rato de la primera jornada, de las tres que anduvimos por allí, a conocer mejor el Museo Etnología y Arqueología del pueblo que aunque chiquitín está muy completo y nos parece una herramienta preciosa para explicarle a los linces cual ha sido la relación entre el hombre y la Tierra en esa zona en el devenir de los siglos.
Esa tarde nos reunimos con Yolanda, que lleva la atención al cliente y Pilar, la cocinera y estuvimos afinando detalles de nuestra estancia allí. Los chavales por ejemplo utilizarán su plato, vaso, servilleta de tela y cubiertos, como se hacía antaño, en un ejercicio de sostenibilidad y sencillez.
También repasamos el menú en el que dimos prioridad a una alimentación equilibrada, con alimentos de procedencia local (muchas verduras y hortalizas proceden de la misma huerta ecológica de la instalación), no transgénicos, pues tendremos especial atención a la 'Lista verde y roja de Greenpeace', al sobreenvasado de productos, a la separación de residuos... De hecho las sobras orgánicas de nuestras comidas alimentarán a los perros de la casa.
La segunda jornada la dedicamos a la preparación de la ruta más importante que haremos que nos llevará como el año pasado a dormir dos noches fuera. La propuesta que más nos gusta comenzaría desde el pico de Javalambre (2020 m), ahora surcado una y otra vez por esquiadores y tras llegar a su cima, comenzaría una bajada espectacular por su sierra con una preciosa vista de un abigarrado bosque mediterráneo. En estas prospecciones se cruzó en nuestro camino un tranquilo Zorro.
Continuando con la bajada comeríamos en Fuente la Teja, una hermosa área recreativa donde podremos beber el agua directamente salida de las entrañas de la Sierra.
Y así dedicamos un rato de la primera jornada, de las tres que anduvimos por allí, a conocer mejor el Museo Etnología y Arqueología del pueblo que aunque chiquitín está muy completo y nos parece una herramienta preciosa para explicarle a los linces cual ha sido la relación entre el hombre y la Tierra en esa zona en el devenir de los siglos.
Esa tarde nos reunimos con Yolanda, que lleva la atención al cliente y Pilar, la cocinera y estuvimos afinando detalles de nuestra estancia allí. Los chavales por ejemplo utilizarán su plato, vaso, servilleta de tela y cubiertos, como se hacía antaño, en un ejercicio de sostenibilidad y sencillez.
También repasamos el menú en el que dimos prioridad a una alimentación equilibrada, con alimentos de procedencia local (muchas verduras y hortalizas proceden de la misma huerta ecológica de la instalación), no transgénicos, pues tendremos especial atención a la 'Lista verde y roja de Greenpeace', al sobreenvasado de productos, a la separación de residuos... De hecho las sobras orgánicas de nuestras comidas alimentarán a los perros de la casa.
La segunda jornada la dedicamos a la preparación de la ruta más importante que haremos que nos llevará como el año pasado a dormir dos noches fuera. La propuesta que más nos gusta comenzaría desde el pico de Javalambre (2020 m), ahora surcado una y otra vez por esquiadores y tras llegar a su cima, comenzaría una bajada espectacular por su sierra con una preciosa vista de un abigarrado bosque mediterráneo. En estas prospecciones se cruzó en nuestro camino un tranquilo Zorro.
Continuando con la bajada comeríamos en Fuente la Teja, una hermosa área recreativa donde podremos beber el agua directamente salida de las entrañas de la Sierra.
Al continuar descubriremos a nuestra derecha uno de los paisajes más característicos de la zona: Las agujas, se trata del perfil calizo de las montañas cercanas que debido a la erosión diferencial han quedado modeladas en forma de aguja. De ahí pasamos por Los Olmos, pedanía de Manzanera, donde seguramente dormiríamos. La segunda etapa de Manzanera a El Toro, pasa por preciosos encinares y valles y atraviesa la divisoria entre Teruel y Castellón.
A la mañana siguiente ya nos dirigiremos a Bejís, entrando por el otro extremo del valle siguiendo el Barranco de Agualobos. Al fin de nuestra segunda jornada de preparación nos dormimos en el Camping Los Cloticos arropados por sus mil millones de estrellas y acunados por la profunda llamada del Cárabo.
La tercera y última jornada, fue un día intenso de contactos con gente increible del municipio a la que queremos expresar nuestra más profunda gratitud por la atención que nos brindaron y por estar dispuestos a acercarse los días de nuestro campamento a contarnos los misterios de sus profesiones y su relación íntima con la Naturaleza.
Sobre todos ellos y ellas os iremos contando más en los próximos días.